SALADO DIGITAL

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miércoles, febrero 14, 2007

MERCEDES SOSA EN GRAL. BELGRANO

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Horas antes de presentarse en el escenario de la Plaza 1º de Agosto la señora Mercedes Sosa ofreció una conferencia de prensa para la gran cantidad de medios locales, regionales y provinciales que anhelábamos tener sus declaraciones:
¿Qué expectativas tiene con esta actuación en General Belgrano?
Todas las expectativas como tengo en cada lugar donde me presento a cantar, el respeto que tengo ante cada lugar donde yo me siento a cantar. Creo que para el año que viene ya voy a poder pararme para cantar, por ahora el dolor de la cintura es fuerte, tengo que sentarme a cantar, pero es incómodo en algunos momentos. Pero ya está. El otro día, la última presentación que hicimos fue en el Hotel Edén, y pude subir al avión por primera vez después de tres años. Y venir hoy para estar entre ustedes también es otro lugarcito más en mi carrera. Cada vez que voy a presentarme en algunos lugares donde nunca he cantado siempre tengo el sentimiento como que tengo que luchar día a día para que la gente me conozca. La televisión me ayudó mucho en este renacer mío hace dos años, todos me han ayudado a salir adelante. Entonces yo tengo que salir, porque la prensa fue muy generosa conmigo sabiendo que yo estaba realmente tan mal. Estuve mal, pero ya salí adelante.
¿Es una motivación distinta trabajar ante la gente de los pueblos que frente al público capitalino?
No, para mí es el mismo respeto en todos lados. Es como si le dijera que en Alemania, por ejemplo, hay más respeto que acá. No, es el mismo respeto que siento al entrar a un espectáculo, a un escenario. Estuve cantando en el Coliseo de Roma en una actuación por la paz en Medio Oriente y canté “Gracias a la vida”, y me pidieron unas palabras. Yo les dije que lo más importante es la paz. Es fácil empezar una guerra, pero el problema luego es que se haga la paz. Para mí la actuación de hoy con ustedes va a tener el mismo respeto.
Tanto con los colegas con los músicos comentábamos sobre la evolución que está teniendo nuestro folklore, citándola como un referente no solo por hacer nuestra música sino por incorporar otros ritmos y autores extranjeros. ¿Cómo ve usted hoy el folklore de la Argentina?
Este momento del folklore es muy importante. Hay muchos cantantes y compositores jóvenes extraordinarios. Realmente es poco el tiempo de Cosquín para que puedan cantar los artistas tan buenos como los que hay. Es poco el tiempo que les dan. Cosquín se hace corto porque es todo el país que quiere ser escuchado y que quiere cantar, y hay mucha gente extraordinariamente buena que no tiene espacios para cantar, y eso es doloroso, porque los festivales son así. Hoy va a venir un chico amigo de Chacabuco, Marcelo Ferrer, y así yo presenté al Duende Garnica, a Bebe Ponti, a Mota Luna, por ejemplo, porque si no, no tienen espacio donde tocar.
¿Cómo arma su presentación, con temas clásicos o del disco nuevo?
No, yo no canto en ningún lugar lo mismo. Voy variando siempre de repertorio. Empiezo siempre con “Zamba para no morir” en el mismo tono que en el año en que empecé a grabar, allá por el 72 o 73. Después hay canciones de “Corazón libre”, de Paz Martínez, de Víctor Heredia, temas nuevos. Creo que los poemas están en el aire y los poetas los encuentran.
Algunos artistas en una época se quejaban de la poca difusión del material folklórico. En ese sentido ¿qué opina de la prensa?
Lo que menos sabe la ciudad de Buenos Aires es la gran cantidad de gente que lleva la música folklórica en todo el país. Miles y miles, y eso no sale. Afortunadamente existe la Radio Nacional Folklórica, de la cual yo soy madrina, y allí se escuchan a los jóvenes. Yo siempre les digo a la prensa que mientras no vayan a Cosquín no van a saber el amor de la gente por el festival y por nuestra música. Es un amor que no se compra ni vende. Se escuchan y se cantan las canciones más hermosas de todos los compositores. Yo creo que la prensa capitalina no sabe de muchas cosas. La prensa tiene que cambiar para ayudar a la gente joven a que surjan, a que canten, a que los ame la gente. El artista solo no puede hacer nada.
¿Y respecto a la tecnología?
La tecnología cada vez es más grande. Cuando nosotros empezamos a cantar en Cosquín no teníamos audio para escucharnos. Ningún canal lo trasmitía, solo Radio Nacional. Y ahora cambian todas las cosas.
Seguramente la música le habrá dado todo en la vida, pero la gente solo ve la parte linda del artista en el éxito, en el aplauso. ¿Cuál fue, para usted, la parte fea?
La parte fea fue el exilio, pero por otro lado también fue buena, porque me hizo conocer lugares del mundo donde jamás en la vida me hubiera imaginado estar cantando. Me tocó tener un departamento en Madrid, muy hermoso, con cinco habitaciones, pensando que iba a mi hijo, mi mamá. Ninguno quiso ir. Me las arreglé sola para vivir y para viajar como un pájaro de un lado para el otro. Cuando llegué a la Argentina le pedí a mi hijo que no me cerrara actuaciones por tres meses. Quería estar tres meses en un solo lugar. Yo ahí me di cuenta que nunca había estado más de tres meses en el mismo lugar. Eso es lo que cuesta de este trabajo, el estar lejos de la familia, lejos de la patria.
¿Y hoy cómo ve al país?
Muy bien. Todavía hay muchas cosas por hacer. En algunos lugares falta el agua, falta la luz, pero también falta vergüenza de algunos para darle a la gente lo necesario. No estamos como en ese momento tan duro del “corralito”, que gracias a Dios pasó. Hay todavía cosas por resolver, y eso lo sabe el Presidente y su señora. Son personas inteligentes, no son frívolos. Soy muy feliz de no tener gente como eran tan espantosamente frívolos. Hemos vivido en medio de la frivolidad y eso se terminó, se acabó. No es porque una mujer ande bien vestida o se pinte las pestañas sea frívola. Esas cosas a mi no me hacen daño.