YAMILA CAFRUNE

Cantora, abogada, y en lucha contra el trabajo infantil

La última noche del Festival de Fotines de Ranchos estuvo engalanada, entre otros, por Yamila Cafrune, hija del recordado Jorge Cafrune y dueña de una voz y simpatía que ojalá varios artistas que desfilaron por el mismo escenario la hubieran tenido.
Con ella, al término de su presentación, pudimos dialogar, siendo algunos de los pasajes de la charla los que rescatamos a continuación:
¿Cuándo pensaste dedicarte a esta carrera artística?
Creo que desde que nací pensé en ser cantora, pero tenía y sigo teniendo a Dios gracias, una mamá previsora que me hizo ver que si en algún momento la garganta no me daba, de algo tenía que vivir, y no depender de otros. Me impulsó a estudiar, y así me recibí de abogada el 11 de diciembre de 1991, y en enero del 92, en un homenaje que le hacían a mi papi, fui a cantar. Casualmente entre el público estaba Julio Márbiz, a quien le gustó lo que hice y me invitó a cantar al día siguiente, el primer martes de Cosquín del año 1992, y aquí me tienen.
También es conocida tu actividad a favor de personas con capacidades diferentes, como lo hiciste en tu visita a San Juan...
Sí, me convocan para ir allá, pero me dicen que no hay plata. Como mi espectáculo es una empresa de la que viven varias familias, no podía costear los gastos para todos los músicos, así que me fui sola con mi marido, las pistas y nuestras guitarras. Hicimos un espectáculo para más de 1500 chicos, y nos fue bárbaro, nos atendieron de primera. Los chicos estaban agradecidos, y nosotros agradecidos a ellos por el cariño que nos brindaron.
¿Seguís trabajando en ese sentido en la provincia de Buenos Aires?
En esta gestión no, si bien estuve en la Mesa de Discapacidad de la provincia, que depende del Ministerio de Desarrollo Humano. Yo soy funcionaria del Ministerio de Justicia, y estaba como representante porque es una reunión interministerial. Hace dos años que hay otros colegas que se están dedicando a las problemáticas de la discapacidad, pero yo ahora estoy en el Ministerio de Trabajo tratando de evitar que los chicos trabajen. Hay una Comisión para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil de la provincia de Buenos Aires y ahí sí estoy participando. El título de abogada no solo me permitió ser cantora, sino que me abrió un camino para luchar por los derechos de los que no los tienen. Es como hacer política social desde el escenario.
Contanos sobre el trabajo discográfico que emprendiste con producción propia
El 21 y el 22 de diciembre pasado grabamos el disco en vivo en el Teatro Municipal de Morón, donde nos encontramos con gente maravillosa. Falta parte de trabajo para tenerlo listo en febrero, con idea de sacarlo en Pascuas. En esa oportunidad, al igual que en todo el año pasado, tuvimos el apoyo del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires. Con este proyecto nos ayudó con plata, porque una grabación requiere mucha inversión.
¿Sentís que hay un resurgimiento del folklore?
Creo que el folklore nunca se fue, siempre tuvo su lugar. Voy a ser dura, pero creo que hay muchos cantores que piensan que subiendo al escenario a cantar dos chacareras y que la gente los aplauda ya es ser exitoso. Y no es así. A mí me cuesta mucho recorrer los caminos de la patria, teniendo el apellido que tengo y catorce años de trayectoria. No es cuestión de portar un apellido, porque este no es un camino “de llegar”, es un camino “de transitar”. No es tan fácil, porque la cuestión no es llegar, es ir haciendo las cosas de a poco y con responsabilidad, y más que nada en mayor medida en los pequeños y no en los grandes festivales.